8.23.2006

Génesis de una tragedia personal

Si alguien puede hablar de tragedias personales ese soy yo. Hubo una época negra de mi vida en la que lo perdí todo de golpe. Primero fueron las sospechas de que mi mujer me montaba cachos. Luego fue el carro, que lo choqué en una pea llorona y tuve que venderlo como chatarra prácticamente. Entonces las peas empezaron a extenderse a las horas del día y perdí mi trabajo. Empecé a vivir de matar tigres que apenas me daban para llevar algo de comida a casa y claro, una tarde encontré al amante de mi mujer tomando café en uno de los sillones que nos había regalado mi tía Charito. Para entonces ya no me quedaban tarjetas de las que agarrarme ni por supuesto dinero en el banco, pero me quedaba eso sí dignidad, mucha dignidad, pues cuando la jueza de desalojo vino a quitarme la casa, de la que debía más de un año, no lloré.

Me había quedado sin carro, sin trabajo, sin dinero y sin casa mientras mi mujer se acostaba con el tipo que terminó llevándosela también. Pero mi verdadera tragedia empezó después. El 10 de septiembre de 1998. Lo recuerdo bien porque fue el día de mi cumpleaños. Había vuelto a la casa de Madre, universalmente el sitio al que uno llega cuando todo lo demás desaparece. Era lo único que no podía perder, al menos hasta que Dios lo dispusiera. Allí en el regazo familiar conseguí por unos meses la tranquilidad que necesitaba para rehacer mi vida. Madre me dio consuelo y confianza.

Pero en la celebración de mi trigésimo cumpleaños ocurrió algo terrible. Jugábamos dominó y tomábamos cerveza, eso sí yo tomaba moderadamente porque ya le había ganado la batalla a un incipiente alcoholismo despechado. Como en toda familia normal alguien sacó el tema político, que si Irene, que si Alfaro Ucero, que si Salas Römer, que si Chávez. Yo estaba decidido a votar por Irene pero creo que era una cuestión más que nada glandular. Madre, una mujer virtuosa, alejada de los vicios, que había dejado de fumar cuando yo aún era un adolescente y que en la boda de mi hermano se desmayó con apenas dos tragos de whisky (a pesar de que era un saludable whisky mayor de edad), Madre, que levantó una familia completa después de que Padre perdiera la vida en un accidente de tránsito, Madre llegó con la cochina, se levantó de su silla y dijo solemnemente a los presentes que a partir de ese momento se declaraba, para Dios y los hombres, chavista.

Fue entonces cuando empezó mi verdadera tragedia. La tragedia más trágica de mi vida, la que voy a intentar dejar aquí por escrito para que el tiempo nunca pueda borrar los detalles. Esta es la historia de una tragedia personal. Esta es mi historia.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

¡ excelente hijuechavista !

quedo esperando al próximo episodio... no tardes mucho.

Anónimo dijo...

Hijuechavista como te comprendo !!, yo también lo soy, pero para más INRI, hijo político, que es todavía más trágico. Cada vez que voy a casa de la suegra, tengo que hacer de tripas corazón, para no hacer algún comentario que pudiera molestarla, y por ende a mi esposa, cuyo amor filial logra ese milagro de la tolerancia.

Edgar Gonzalez dijo...

Ja ja ja, demasiado bueno.

Bienvenido a la criollosfera.

Estamos pendiente de las siguientes entregas

Anónimo dijo...

Cuánta tolerancia tienes que aplicar.. La misma que necesita todo el país...
Cuándo mandas la próxima entrega....???

fmonroy dijo...

Muy buena narración, que estemos de acuerdo con el contenido es otra cosa.
Pero impecable pluma, espero no la botes.
Bienvenido a la blogosfera.

Laura Carvajal dijo...

Sigue escribiendo, para saber más de lo que te acontece de tu blog se puede sacar una novela así es la vida real.

Fernando dijo...

Tener un familiar chaveco es como lo referente a la delincuencia, siempre tiene un amigo a o familiar al que han robado, afortunadamente en mi familia el único que voto por Chávez fue mi padre y bien arrepentido que está, tanto asco le dio Chávez que se termino latrgando del pais, y por parte de mi esposa, todos anti chavecos.

Anónimo dijo...

Magnífico. Estaré pendiente de lo que, sin excesos de la imaginación, puede suponerse como una desgarradora historia.

Saludos por allá.

Anónimo dijo...

ja ja ja ja ja ja ja ja ja
me he reido muchisimo y me duele la cara de tanto reirme a carcajadas
tienes habilidades para escribir

Anónimo dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJ!!!!!! que vaina tan buena!!
La verdad panita, te compadezco, porque estoy convencida que los chavistas tienen las neuronas dispuestas de forma diametralmente diferente a los demás.
Que dios te de paciencia!